Un viaje extraño con amigos raros ...

 

Esa fue la predicción del horóscopo de Vity para el día de la salida a esta travesía META 4X4 que les paso a contar.
Y terminó siendo así nomás, un poco extraño pues a un viaje muy bien planificado se le agregaron circunstancias imprevistas y, como decía Le Luthiers de Don Rodrigo Días de Carreras “…de las extrañas situaciones en que nos vimos envueltos, y como nos desenvolvimos…” terminamos viéndonos a nosotros mismos, perfectos citadinos, por momentos como “bichos raros” en aquellas lejanas inmensidades.
La idea surgió a partir de un viaje al NOA hecho en el 2008 por RHF (Rolando), UY YU YUY (Leandro) y HORA4WD (Horacio), en el cual quedaron lugares por ver, que gracias a Dios en nuestro país siempre quedan…
Y fue surgiendo el calco…

 

El concepto general de la travesía consistía en salir de Baires el viernes 17 lo más temprano que se pudiera zafar del trabajo, dormir en Rafaela y al otro día directo a Cafayate (pernocte), San Antonio de los Cobres (pernocte), Tolar Grande (pernocte), Antofagasta de la Sierra (dos noches), termas de Fiambalá (dos noches) y regreso vía Córdoba (pernocte).
Las reservas de alojamiento se hicieron desde un principio lo cual es fundamental en esa zona donde hay muy poco lugar disponible. En un par de reuniones previas se coordinó la ruta definitiva y lo relativo a elementos a llevar: comidas, ropa de abrigo, repuestos de vehículos, anticongelantes, ruedas de auxilio, combustible extra, oxígeno, bolsas de dormir, calentadores, etc., etc., teniendo en cuenta que llevábamos niños de todas las edades. Aprontamos los vehículos como para una travesía de unos 4.900 km, buena parte del mismo a más de 3.500 mts de altura (anticongelante al motor, al combustible y hasta al sapito).
Para la travesía contamos con la invalorable participación de nuestro Camión de Apoyo a las Travesías, el METAMÓVIL 4X4 que aquí les presento junto a los pilotos de las chatas:

De izquierda a derecha Vity (Jorge), HORA4WD (Horacio), UY YU YUY (Leandro), GCI 4X4 (Raúl), MARIANOXAR (Mariano) y FLOYD (Oscar).



Como se aprecia el camión cuenta con el revolucionario sistema de parabrisas de vidrio facetado que permite mejor aerodinámica, rápido reemplazo en caso de rotura, a la vez de permitir el trabajo perfectamente ineficiente del limpiaparabrisas (cuando anda el único que tiene..). Dispone de aberturas permanentes en los laterales para mejor entrada de aire en trayectos de altura y, como decía la abuela de un amigo “llantas de potasio y farios de odio”. Como se ve llevamos sistemas de rodamientos completos para las chatas y una especie de jaulas previstas para niños y/o copilotas molestos por el conocido “síndrome de abstinencia a la Play/señal de celular” para unos y el “síndrome de camino de cornisa demasiado angosto” para las otras. Gracias a Dios no fue necesario utilizarlas…JAJA!!

Y llegó el 17 y salimos!!! Algunos por la mañana aprovechando a pasear por Rosario, otros al mediodía y algunos como yo a la tarde, encontrándonos todos para dormir en Rafaela.
Al día siguiente salimos hacia el norte, pasando por los alrededores de Santiago, Tucumán, y el increíble camino de selva de yungas que nos llevó a disfrutar al menos por un rato de la hermosa Tafí del Valle.

Parada a picar el almuerzo en Colonia Dora (Sgo del Estero). De paso les presento a las chatas: Toyota SW4 de Leandro; X-Terra de Mariano, Path V6 de Horacio; X-Terra de Oscar; X-Terra de Raúl y la Vitara de Jorge.

Tafí del Valle. Empezaba el frío que no nos abandonaría hasta el final de la travesía. Esa noche cena y descanso en Cafayate.

Listos para salir de Cafayate con rumbo N por la ruta 40 hacia San Antonio de los Cobres, pasando por Cachi. En seguida se acabaría por varios días el asfalto.

Notables formaciones en la Reserva Natural Angastaco. (las geológicas, no Leandro y Horacio con sus camionetas…)

Angastaco.

Los Vity en un puente de la 40, cerca de Molinos.

Tan espectacular como los paisajes fue el almuerzo en Cachi. Nótese el jamón, queso y bondiola. Falta el increíble dulce de batata de Betty (esposa de Oscar).

Plaza y calle de Cachi. Muy pintoresca ciudad.

Continuando hacia el N empezamos el paulatino subir hacia el Abra de Acay. Vimos animales domesticados como estos, pero también tropillas salvajes de guanacos, vicuñas y hasta burros.

Increibles paisajes y colores.

Ya empezamos a notar el frío en las vertientes congeladas y también el efecto de la altura en el organismo.

Bellísima localidad de La Poma, a más de 3.600 mts de altura.

Y llegamos a Abra el Acay, a 4.895 mts SNM. Había un viento y hacía un frío insoportable.

San Antonio de los Cobres. Al final de la calle sobre la izquierda está el Hostal del Cielo, perteneciente al sistema Hostelling International, con dos habitaciones grandes con cuchetas al que llenamos por completo. Hicimos una femenina y otra masculina, al igual que los dos baños existentes. En realidad estaba mejor de lo que parecía desde afuera.

Todos en el viaducto de La Polvorilla, por donde pasa el famoso tren.
Teníamos la intención de subirnos a las vías y cruzar el viaducto con las chatas pero no encontramos un lugar apto para subir. Estaban bastante malos los accesos y también los durmientes por los que se debía transitar.

Cuando volvíamos hacia el camino principal encontramos esta Ford Eco Sport que se había caído a la zanja a la 6 de la tarde del día anterior (el conductor iba mirando el mapa ¿¿¡¡¡???). Se trataba de una pareja de unos 50 años que pasaron allí la noche, sin abrigo ni comida, poniendo en marcha el auto de a ratos.

El característico espíritu solidario del Grupo puso manos a la obra de inmediato, hubo que cavar un escalón y rellenar un poco la zanja y después con un simple tirón salió de una. Creo que tuvieron suerte pues era un camino poco transitado por el que nosotros íbamos pues buscábamos subirnos a las vías.
Después del rescate arrancamos hacia Tolar Grande, trepando nuevamente hasta los 4.560 mts SNM del Abra Chorrillo para llegar a otro lugar sorprendente: el Campo de Marte.

Se trata de un vasto territorio de una especie de terracota totalmente roja, muy parecida a la tierra de Misiones pero sin absolutamente ninguna vegetación. Realmente parece que uno está en lo que se imagina como sería marte. Muy impactante todo el lugar.

Y aquí están las chicas frente a los bólidos (no es que sean marcianas cheee…): Patricia GCI; Romina HORA4WD; Marcela VITY, Gaby UY YU YUY; Silvina MARIANOXAR y Betty FLOYD.

El tractor amarillo.

La Vitara de Vity.

Siguiendo hacia Tolar llegamos al Ojo de Mar. Se trata de una formación salina aislada en el medio del arenal y que en el centro tiene agua de un azul muy intenso y muy extraño en esos parajes de color ocre y marrón.
De aquí llegamos a Tolar en medio de una terrible tormenta de arena y viento que, sin saber nosotros sería el preludio de la llegada de la ola polar que alcanzó a todo el país, pero a nosotros nos sorprendió en medio de la nada, a 3.600 mts de altura y con la mitad del recorrido por hacer.
Pero esa historia será motivo del próximo capítulo por venir.

Otra foto espectacular del Campo de Marte que me quedó atrás, pero vale la pena.

La tarde que llegábamos al refugio de Tolar Grande en medio de la tormenta de arena vemos delante nuestro llegar tres camionetas de la cual bajaban personas y se metían rápidamente al refugio. Se trataba de un grupo de 17 franceses conociendo la Puna que luego de un intercambio de opiniones (nuestra reservaciones eran previas) acordamos utilizar una habitación “para cada país” aunque no sea eso lo usual. Se acabó el agua caliente y no volvió hasta las 12 de la noche. No se permitía cocinar así es que improvisamos una cena con lo que llevábamos.

Refugio Municipal AFAPUNA de Tolar Grande.

Los “chicos” más grandes.

Esa noche hizo -18° C (detrás del refugio había un equipo para medir todos los datos meteorológicos) y cuando salió el sol este era el paisaje. No había más nieve por la bajísima humedad, pero las chatas marcaban -9° C. Todas arrancaron bien, pero la mía y de Floyd (electrónicas) se pararon y no volvieron arrancar bien “hasta las 12” como dijo un paisano que pasó mientras nosotros estábamos sumergidos dentro de los motores. Hablando con gente de Baires, parece ser que el problema fue que con el frío extremo las moléculas de la parafina del gasoil aunque no se congelen aumentan su tamaño y no pasan por no se qué orificio de la bomba de presión del common rail. Será que están hechas para Brasil pues la SW4 (también common rail) no tuvo problemas, como tampoco las nafteras y la Terra no electrónica de Mariano.
Mientras le echábamos agua caliente a la bomba y a la “flauta” del common rail nos enteramos por los lugareños que había nevado muchísimo en toda la zona sur y que seguramente los caminos estarían cerrados…
Al mediodía anduvieron bien los vehículos (ya había “solo” -5° C) y salimos hacia el sur, al salar de Arizaro y cono de arita y finalmente comprobar el estado de los caminos que teníamos que tomar hacia Antofagasta de la Sierra.

Mariano en el salar de Arizaro (uno de los más extensos del mundo) rumbo al cono de Arita que ya se ve a la izquierda.

El cono de Arita.

No deja de emocionar la bandera en medio de esas soledades. Se trata de la entrada a un emprendimiento minero aurífero en la zona. Son los que mantienen el camino. El personal del lugar terminó de confirmar las malas noticias: el camino hacia el sur (a Antofalla y luego ADLS) estaba cortado por la nieve.

Fuimos encontrando nieve.

Finalmente no pudimos seguir más por el camino y fuimos a jugar un rato con la nieve.

Cuando ya se nos venía encima la nevada decidimos volver hacia Tolar. Habíamos reservado el refugio por las dudas (otra vez frío, escasa agua caliente, humo de salamandra, etc.) a lo cual agregamos una cena de milanesa de llama en un “comedor” del pueblo que nos cayó mal a varios. Logramos que nos vendieran combustible (35 lts por vehículo) en un repostaje que fue de novela: de noche, con un frío terrible, sin más luz que las linternas, con combustible sacado de tanques grandes que estaban dentro de una casita trasvasado a pulso y embudo y “medido” con tachos de lata que según el lugareño cargaban 5, 10 y 15 lts respectivamente (nunca lo sabremos). Pensar que después discutimos por euro-diesel, etc… El colmo fue que a la mitad de la operación ¡apareció de la nada un camión por la cuadra!!! Tuvimos que correr las chatas para que pasara. Si hubiésemos calculado la probabilidad de que eso ocurra nos hubiera dado un número inverosímil.
Esa noche hizo un frío parecido al anterior, pero ahora nos turnamos para arrancar las camionetas cada dos horas, en especial luego de las 4 de la mañana que cuando la temperatura baja a pico hasta el mínimo.

Al día siguiente salimos temprano intentando llegar a ADLS pero por el salar del Hombre Muerto.

Pasamos por el Salar de Pocitos y lo cruzamos por una picada que descubrió Leandro y nos ahorró varios kilómetros pero que nos molió por completo ya que la misma hacía honor con creces al nombre del salar. El paisaje era otra vez surrealista. Inmensidad de espacios y colores. Oscar con su X-Terra negra.

Llegamos al Salar del hombre Muerto.
Nos encontramos con vehículos de la minera Incahuasi que nos confirmaron que el camino a ADLS estaba también cerrado por nieve, incluso que habían tenido que rescatar a un vehículo con sus máquinas.
Ahí terminó definitivamente la ilusión de subir al volcán Galán, conocer el Salar de Antofalla y la población, etc. Desarmamos las reservas de alojamiento, guías, etc. Podríamos haber seguido un poco más para conocer pero al alejarnos se comprometía cada vez más el tema combustible, por lo que decidimos volvernos hacia la ciudad de Salta. Llegamos a las 22:00 habiendo cargado parte del combustible auxiliar, sin reservas de alojamiento y la aventura fue ahora encontrar donde dormir. Fuimos alojándonos de a dos familias en donde conseguíamos.

Con Oscar nos alojamos en una quinta en las afueras de la ciudad. Así amanecieron las camionetas luego de que a la noche nos alcanzara la nevada que venía desde el sur. Había una temperatura de -4° C y nevado en la ciudad.
Salimos hacia Fiambalá por la 40.

Picadita en el Anfiteatro y sobre el capot plano de la Path de Horacio.

Ciro Uy yu yuy disfrutando de una tortilla con queso.
Llegamos al anochecer a Fiambalá, habiendo pasado por Belén y Londres (London no, ojo, no somos locos…). Intentamos cruzar por la Cuesta de Zapata pero también estaba carrada por nieve y derrumbes. Nos alojamos como estaba previsto en La Hostería Municipal.

Al día siguiente las ansiadas y relajantes termas de Fiambalá. Amaneció con -3°C y un vientito que se sentía, pero igual las termas fueron un verdadero placer. Oscar alardea sacando el torso del agua (era como si te clavaran agujitas). Luego de tantas picadas y comidas rápidas nos comimos un flor de asado allí mismo al pie de las piletas.

Al día siguiente (sábado) planificamos ir hasta el Campo de Piedra Pómez yendo ahora de sur a norte, pero eso será motivo del próximo capítulo. Continuará…

Realmente nos habíamos quedado algo frustrados por la mala suerte de no haber podido alcanzar parte de lo planificado, así es que analizamos la posibilidad de ir hacia el lado de mesada de Zárate (yendo desde Fiambalá hacia el norte, camino que según la planificación original lo debíamos hacer justo al revés). La idea ahora era salir por Saujil, Palo Blanco, tratando de llegar hasta el campo de piedra pómez o donde se pudiera.
Salimos temprano el sábado desde Fiambalá.


Empezando a subir el camino de montaña hacia la cordillera de San Buenaventura.

Bajada hacia el cauce de un afluente del río Fiambalá. Mariano y su X-T adelante.

Anduvimos un trecho muy atractivo por el río, vadeando en algunos sectores y en otros rompiendo el hielo formado en el mismo cauce.

La subida se hizo pronunciada y el camino cada vez más angosto. Apareció esta maquina vial desbarrancada en la grieta.

Sobrecogedor. Vista con prismáticos no estaba muy herrumbrada, por lo que el accidente parecía reciente. Cuando seguimos se notó un breve lapso de silencio en la radio.

De nuevo andábamos por los 4.000 mts. pero ya casi no lo sentíamos tanto. Evidentemente al menos un poco nos habíamos adaptado a la altura. Mariano y más adelante Vity.

Larga y pronunciada bajada de una arena fina muy blanda. Había que acelerar para no quedarse durante el descenso mismo. La subida al regreso significó un gran esfuerzo para las camionetas cargadas, pero todas lo pudieron sortear sin problemas.
A esta altura habíamos decidido ir a ver la Caldera del Monte Blanco, por lo que nos apartamos del camino marcado y guiados por Horacio y su GPS infalible más la intuición de Leandro para elegir el terreno fuimos buscando la Caldera esquivando arenas blandas, pedregales puntiagudos y bancos de nieve. Hubo encajadas, marcha lenta y como siempre increíbles paisajes.

Entrando al cráter.

Buscando la Caldera.

El Monte Blanco.

Me imagino que a todo el cráter se lo denomina así, pero este lugar realmente parecía la Caldera. El terreno era una especie de caliza color rosado que se hundía bajo los pies. Al cavar un poco salía una especie de vapor con polvo blanco que estaba tibio.
Un lugar realmente sorprendent: un cráter rodeado de montañas de piedra volcánica (por su color negro) casi cubiertas por la nieve, con un cerro color marrón claro casi en el medio y este sector de color blanco rosáceo.

Buscando el camino hacia el campo de piedra pómez que ya se divisa al fondo.

Campo de piedra pómez.

Paisaje lunar alucinante. Había un viento infernal y hacía mucho frío. En el Clarín del domingo salió una nota sobre este lugar y están todos en remerita. Ese material no es de ahora ni ahí!!

El regreso de la última etapa off road de la travesía no podía fallar y tuvo su buena cuota de adrenalina (si no la mayor) cuando al volver por un camino distinto y más directo y paulatinamente no poder transitar por la senda normal a causa de la acumulación de nieve, debimos ir haciendo camino esquivando otra vez los arenales blandos y los bancos de nieve. En un momento estuvimos encajados tres

las cuatro chatas al mismo tiempo. La SW4 que quedó libre tironeó, cavamos nieve y arena, empujamos a pulso y hubo que darle “rosca” a los motores (nunca hasta ahora había visto el tacómetro de mi amarilla a 3,5 K vueltas) y confiar en el fierro que fue noble como nunca.

Ya casi sin luz adelante va Leandro dejando la huella a seguir. Su buen olfato para el terreno y el GPS de Horacio nos llevaron de nuevo al camino que ya sin nieve nos trajo de vuelta al camino de cornisa pero esta vez ¡¡de noche!! Pero estas alturas ya nos sentíamos capaces de todo así es que al grito “más vale un raspón en la chata que terminar como la topadora” cruzamos la montaña y volvimos a Fiambalá.

Al día siguiente salimos para Córdoba (algunos luego de un rato de termas a la mañana) y el lunes la última etapa de Córdoba a Baires.

 

El domingo a la noche festejamos en Córdoba con un “Champucito” que traía guardado Mariano y esta METATORTA coordinada con mis suegros por te., que además de bien decorada estaba exquisita.

Como resumen final creo que fue una travesía excepcionalmente bien planificada y que en virtud de ello y a pesar de la “mala suerte meteorológica” (Leandro y Horacio habían estado el año pasado en la zona para la misma época con un clima hermoso) se cumplió con creces el objetivo de contemplar, sentir, oler y tocar algunos de los tantos lugares increíbles de la geografía de nuestro país.
En lo personal agradezco la oportunidad al excelente grupo de gente con que vivimos esta travesía: inmejorable buena onda en todas las situaciones (los chicos se bancaban entre 10 y 12 hs de camioneta por día), notable toma de decisiones en grupo y permanente espíritu de compartir todo a cada

.
A pesar de la anécdota con el frío extremo quedé muy contento con mi vehículo. Todavía me sorprende que después de 5.000 km de semejante traqueteo (las fotos no lo muestran tanto, pero el 90% del ripio tenía alguna forma de serrucho, los caminos de los salares eran increíblemente duros y poceados), las toneladas de polvo, etc, etc., salga a la ruta después de un lavado y parezca no haber salido nunca de la ciudad: todo funciona, ningún ruido de ningún tipo, etc.
Ya se. Se supone que está hecha para eso. Pero hemos hablado tanto que uno a veces se entra a dudar…
PERDÓN POR LO LARGO

Como posdata les dejo esta foto que parece que pareciera una imagen del país hoy: un grupito abigarrado de gente, doblado por el frío en el medio de la nada, rodeado de sal donde nada crece y con la bandera raída como símbolo de todo lo que se ha roto y nos falta.

Pero no es eso. En realidad es grupo de gente unida ante la inclemencia del momento que demostrará con hechos y en el tiempo que es capaz de vencer las dificultades y avanzar logrando cosas.

UN ABRAZO PARA TODOS!!!!
END OF TRACK.

 

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